La relación entre la fiscalidad y la contabilidad de una empresa es comparable a un matrimonio. Para que esta unión funcione y prospere, ambas partes deben estar en perfecta armonía. La fiscalidad, como una de las partes, debe confiar en la contabilidad, pues si esta última no proporciona información fiable, las autoliquidaciones tributarias estarán llenas de errores y podrán desencadenar inspecciones por parte de Hacienda.
Obligaciones Contables y Fiscales: Un Compromiso Mutuo
Al igual que en un matrimonio, en esta relación existen responsabilidades y obligaciones que deben cumplirse. La contabilidad, por su parte, tiene una serie de obligaciones que son cruciales para cumplir con las exigencias fiscales. Estas obligaciones contables y registrales están destinadas a garantizar que la información financiera de la empresa sea transparente y fiable, sirviendo de base para las liquidaciones tributarias y facilitando el control por parte de la Administración Tributaria.
Principales Obligaciones Contables del Impuesto sobre Sociedades
Para asegurar el cumplimiento adecuado de las obligaciones fiscales, es fundamental que la contabilidad de la empresa esté ordenada y actualizada. Aquí se detallan las principales obligaciones contables relacionadas con el impuesto sobre sociedades:
- Llevanza de una contabilidad ordenada y completa:
- La contabilidad debe ser llevada por orden de fechas, sin espacios en blanco ni tachaduras.
- Debe reflejar de manera clara y precisa todas las operaciones realizadas por la empresa durante el ejercicio fiscal.
- Es obligatorio el uso de libros contables específicos y sistemas de registro y control adecuados.
- Libros contables obligatorios:
- Libro de Inventarios y Cuentas Anuales: Debe incluir el balance inicial detallado de la empresa y los balances de comprobación trimestrales, así como el inventario de cierre de ejercicio y las cuentas anuales.
- Libro Diario: Este libro registra diariamente todas las operaciones relacionadas con la actividad de la empresa, permitiendo anotaciones conjuntas trimestrales siempre que su detalle esté reflejado en otros libros o registros.
- Formulación y presentación de las cuentas anuales:
- Al finalizar cada ejercicio fiscal, las empresas deben formular las cuentas anuales, que comprenden el balance de situación, la cuenta de pérdidas y ganancias, el estado de flujos de efectivo, el estado de cambios en el patrimonio neto y la memoria.
- Las cuentas anuales deben ser depositadas en el Registro Mercantil y sirven de base para la determinación de la base imponible del impuesto sobre sociedades.
- Conservación de la documentación contable:
- La documentación contable debe conservarse durante seis años, según el artículo 30 del Código de Comercio, aunque el plazo de prescripción de la Administración para determinar la deuda tributaria es de cuatro años.
- En casos específicos, como la compensación o deducción de créditos fiscales, la Administración dispone de hasta diez años para comprobar la procedencia de la compensación.
Determinación de la Base Imponible del Impuesto sobre Sociedades
La base imponible del impuesto sobre sociedades se determina partiendo del resultado contable. Según el artículo 10.3 de la Ley del Impuesto sobre Sociedades (LIS), este resultado se ajusta mediante la aplicación de los preceptos establecidos en la LIS. Es crucial que los gastos sean contabilizados para ser deducibles, tal como lo indica el artículo 11.3 de la LIS.
La base imponible puede determinarse por varios métodos:
- Estimación directa: Partiendo de la contabilidad.
- Estimación objetiva: Aplicable cuando la LIS así lo determine.
- Estimación indirecta: Utilizada cuando la Administración tributaria no dispone de los datos necesarios para la determinación completa de la base imponible.
La Importancia de un Cumplimiento Rigurosamente Coordinado
El cumplimiento de las obligaciones contables y registrales es esencial para evitar sanciones administrativas e incluso penales. Por ello, se recomienda a las empresas contar con el asesoramiento de profesionales en contabilidad y fiscalidad. Este matrimonio entre fiscalidad y contabilidad, cuando bien gestionado, asegura que la empresa cumpla con todas sus obligaciones fiscales de manera precisa y en tiempo, evitando así posibles inconvenientes con la Administración Tributaria.
En resumen, la armonía entre fiscalidad y contabilidad es vital para el éxito y la estabilidad de cualquier empresa. Ambas deben trabajar en conjunto, confiando y cumpliendo con sus respectivas responsabilidades para mantener una relación sólida y beneficiosa para el negocio.
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