La campaña de la Renta 2024 comienza el 3 de abril, y conocer cómo las reformas en la vivienda pueden ayudarte a pagar menos impuestos en el IRPF puede ser crucial para tu declaración.

Tanto si has vendido tu casa como si la tienes alquilada, Hacienda permite deducir ciertas obras, aunque lo que desgrava cuando vendes tu casa difiere de lo que puedes deducir por el alquiler recibido.

La clave para entender este proceso radica en la distinción entre obras de mejora y de conservación, y su tratamiento en el IRPF. La Agencia Tributaria (AEAT) distingue las reformas según sean inversiones que mejoren lo existente o simples reparaciones de elementos deteriorados.

Diferencia entre mejora y conservación en la renta

En el IRPF, Hacienda distingue entre dos tipos de reformas:

  1. Obras de mejora o inversiones: Son aquellas que aumentan el valor de la vivienda, como la instalación de aire acondicionado o un aislamiento adecuado. También se consideran mejoras las sustituciones de elementos por otros de calidad superior. Por ejemplo, cambiar una puerta normal por una blindada se clasifica como una mejora, no como conservación o mantenimiento.
  2. Obras de mantenimiento y conservación: Estas están destinadas a sustituir elementos deteriorados o corregir errores. Por ejemplo, cambiar una lavadora estropeada se considera un gasto de reparación, siempre que no se compre un modelo significativamente superior. Hacienda suele no entrar a valorar estos detalles, pero una mejora considerable podría pasar a ser una inversión a amortizar.

Esta diferencia es fundamental para saber qué reformas puedes desgravar al vender tu casa y al alquilarla, y cómo hacerlo.

Obras que desgravan si vendes tu casa

La venta de una vivienda tributa en el IRPF como una ganancia o pérdida patrimonial, calculada por la diferencia entre el precio de compra y el de venta. Aquí es donde entran las obras y reformas.

Para calcular el precio de compra, puedes sumar el coste de los impuestos pagados al adquirir la casa y las inversiones y mejoras efectuadas en la misma. Sin embargo, los gastos de conservación y reparación no se pueden sumar al valor de compra.

Por ejemplo, si has reformado y mejorado la cocina, puedes desgravar esa reforma al vender la casa. Pero si solo has pintado la casa, acuchillado el parqué o cambiado las ventanas por otras iguales, no podrás imputarlo como una mejora fiscalmente.

La regla general es simple: las mejoras desgravan, los gastos de mantenimiento no. Además, al calcular el precio de venta, puedes restar los impuestos y costes incurridos, como los honorarios de la inmobiliaria o gestoría.

Obras que desgravan al alquilar tu vivienda

La normativa sobre el alquiler difiere de la venta en lo referente a las obras en la vivienda.

En el alquiler, son deducibles los gastos de conservación y reparación de los bienes productores de rendimientos inmobiliarios, es decir, la vivienda. Hacienda incluye en estos gastos pintar la casa, arreglar instalaciones o sustituir elementos como calefacción, ascensor, puertas de seguridad, etc. Estos gastos se restarán directamente del alquiler percibido para calcular la renta inmobiliaria en el IRPF.

Con las mejoras no ocurre lo mismo. Estos gastos no se pueden deducir directamente y tendrás que amortizarlos en el tiempo. Por ejemplo, al instalar un aire acondicionado, no puedes deducir el coste total del alquiler percibido, sino amortizarlo. Además, la ley no permite deducir gastos de ampliación y mejora del inmueble, como la reordenación de espacios.

Conocer estas diferencias y aplicarlas correctamente puede ayudarte a optimizar tu declaración de la renta, aprovechando al máximo las deducciones permitidas por la ley.

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