Los planes de pensiones tiene una proporción distinta de activos y basándonos en este factor existen las siguientes modalidades.
Los planes de pensiones se han convertido en una alternativa para el ahorro y la inversión a largo plazo, de cara a la jubilación, con el objetivo de que sirvan como complemento a la pensión pública. Por ello, cuentan con una ventaja fiscal relevante, ya que las aportaciones individuales a este tipo de productos financieros están exentas de tributar en la declaración anual del IRPF.
En este sentido, la cantidad de planes de pensiones que existen es prácticamente infinita y se dividen en función de determinados factores y categorías.
Estas son los principales tipos de planes
Las modalidades de planes de pensiones se pueden dividir teniendo en cuenta su gestión, sus obligaciones o la composición de su cartera.
Así, cada plan de pensión tendrá una proporción distinta de activos y, basándonos en este factor, existen las siguientes modalidades:
- Renta fija a corto plazo: no incluye activos de renta variable y tiene una duración de dos años o menos.
- A largo plazo: no incluye activos de renta variable y la duración es superior a dos años.
- Renta fija mixta: el 30% de los activos o menos son de renta variable.
- Variable mixta: al menos el 30% de los activos y como máximo el 75% son de renta variable.
- Renta variable: al menos el 75% de los activos son de renta variable.
Según el tipo de gestión, los planes de pensiones tienen las siguientes modalidades:
- Gestión activa: profesionales de fondos analizan el mercado para ir adaptando la estrategia de inversión del plan de pensiones.
- Pasiva: son fondos de pensiones que mediante nuevas tecnologías realizan esta estrategia.
Dependiendo del promotor, los planes de pensiones pueden ser:
- Individuales: contratados por cuenta propia por el contribuyente.
- De empleo: promovidos por las empresas para sus trabajadores como un complemento salarial.
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