La elevada litigiosidad, los errores administrativos y la falta de seguridad jurídica se han convertido en obstáculos reales para la competitividad de las empresas en España.

En 2022, se gestionaron 230.043 reclamaciones tributarias en España. Esta cifra pone de manifiesto la elevada litigiosidad existente entre los contribuyentes y la Administración Tributaria. No se trata de casos aislados: el conflicto fiscal es un fenómeno estructural que afecta de manera generalizada al tejido empresarial.

La deuda tributaria pendiente de resolución superó los 40.421 millones de euros ese mismo año. Esta cifra representa no solo una carga para la propia Administración, sino también un freno para miles de empresas que ven condicionada su operativa diaria por no saber cuándo ni cómo se resolverán sus conflictos fiscales.

La Administración pierde la mayoría de las reclamaciones tributarias

Uno de los datos más llamativos es que el 60% de las liquidaciones recurridas terminan fallando a favor del contribuyente. Esto significa que en más de la mitad de los casos, las actuaciones de la Administración resultan ser erróneas o improcedentes. Pese a ello, las empresas deben iniciar complejos procesos judiciales para hacer valer sus derechos.

Los procedimientos pueden durar más de una década, un tiempo que supone un desgaste enorme para autónomos y pymes. En muchos casos, las empresas deben provisionar las cantidades reclamadas durante años, lo que compromete su liquidez, su capacidad de inversión y su estabilidad financiera.

Sanciones automáticas y falta de garantías

A pesar de que la jurisprudencia prohíbe la imposición de sanciones automáticas sin demostrar culpabilidad, esta sigue siendo una práctica habitual. Esta tendencia no solo genera inseguridad jurídica, sino que obliga a muchos contribuyentes a litigar como única vía de defensa.

El sistema actual incentiva a los funcionarios en función de la deuda descubierta, no por fomentar acuerdos o cumplimiento voluntario. Esta estructura refuerza una cultura sancionadora y disuade la colaboración entre la Administración y el contribuyente, dificultando un modelo fiscal más eficiente y justo.

Un entorno fiscal que penaliza la competitividad

En conjunto, los datos reflejan un entorno fiscal que penaliza a quienes generan empleo y valor económico. La elevada litigiosidad, los errores administrativos y la falta de seguridad jurídica se han convertido en obstáculos reales para la competitividad de las empresas en España.

Desde FAR Asesores, ponemos a su disposición un equipo profesional que pretende dar respuesta a sus cuestiones legales, fiscales y económicas. Por último, esta noticia está elaborada a través de un articulo del medio Autonomos y Emprendedores. Puedes leer la noticia completa en el siguiente enlace.

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