La declaración de la renta no es solo un trámite anual, sino una obligación ciudadana con el Estado. Sin embargo, cuando el resultado no es favorable y la declaración sale a pagar, puede suponer un verdadero quebradero de cabeza, sobre todo para quienes atraviesan dificultades económicas.
Consciente de esta realidad, la Agencia Tributaria ofrece alternativas para aliviar la carga fiscal y facilitar el cumplimiento de esta responsabilidad. Una de las opciones más utilizadas es la posibilidad de aplazar o fraccionar el pago de la Declaración de la Renta. Esta alternativa permite al contribuyente dividir la deuda en varios plazos, lo cual puede ser un alivio en momentos de tensión financiera.
Fraccionar el pago: en dos partes
La opción más común es el fraccionamiento del pago en dos plazos. El primer pago corresponde al 60% del total, y el segundo, al 40% restante, normalmente en el mes de noviembre. Para ello, se puede optar por domiciliar ambos pagos, solo el primero o solo el segundo. Todo esto se gestiona desde el modelo 100, que es el formulario habitual de la declaración de la renta.
En este formulario, el contribuyente debe indicar el IBAN donde desea domiciliar el pago. También puede pagar mediante cargo electrónico en cuenta, tarjeta de crédito o utilizar un código de referencia como justificante.
Aplazamientos más amplios
Cuando el contribuyente necesita dividir el pago en más de dos plazos, puede solicitar un aplazamiento personalizado. En este caso, además de la solicitud, será necesario justificar la situación económica que impide pagar dentro del plazo ordinario. La Agencia Tributaria lo contempla como una posibilidad siempre que se acredite que la situación económico-financiera del contribuyente le impide, de forma transitoria, cumplir con la obligación en tiempo y forma.
Una ventaja importante es que, si la deuda no supera los 30.000 euros, no se requiere aportar ningún tipo de aval ni documentación adicional para solicitar el aplazamiento.
¿Aplazar o fraccionar es gratis? No del todo
Es fundamental tener en cuenta que aplazar no es gratuito. Aunque no se exijan garantías para cantidades inferiores a los 30.000 euros, el aplazamiento sí conlleva intereses de demora, actualmente fijados en un 3,75%. Por tanto, aunque pueda parecer una solución cómoda, es necesario valorar el coste financiero que supone.
En resumen
Si la declaración de la renta te sale a pagar, no estás solo. Hacienda ha previsto mecanismos para adaptarse a la realidad económica de los ciudadanos. El fraccionamiento en dos pagos es una solución sencilla y sin coste adicional, mientras que el aplazamiento más extenso ofrece mayor flexibilidad, aunque conlleva intereses.
Cumplir con la declaración es un deber, pero también un derecho a gestionar los pagos de forma razonable. Con planificación y conocimiento de las opciones disponibles, afrontar este compromiso fiscal puede ser mucho más llevadero.
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