Librerías pequeñas en tiempos de récord editorial: entre la resistencia y la esperanza

La Comisión Europea impulsa un formulario digital unificado para facilitar la movilidad laboral y reducir trabas burocráticas a pymes y autónomos.

En un momento dorado para la lectura en España, las cifras del sector editorial sorprenden por su crecimiento sostenido. Según el Informe del Mercado del Libro en España 2024, el pasado año se vendieron más de 77 millones de ejemplares, generando más de 1.200 millones de euros en ingresos, lo que supone un aumento del 9,8% respecto a 2023. Las librerías físicas también experimentaron una subida del 9% en sus ventas. Paralelamente, el último Barómetro de Hábitos de Lectura indica que el 65,5% de los españoles lee por ocio, con un notable aumento entre mujeres (71,7%) y jóvenes (75,3% en el grupo de 14 a 24 años). El futuro lector parece estar asegurado.

Sin embargo, detrás de estas cifras alentadoras se oculta una lucha desigual: la de las pequeñas librerías, la mayoría gestionadas por autónomos, que enfrentan día a día la competencia feroz de las grandes plataformas de venta.

Mientras estas concentran buena parte del mercado, los libreros independientes resisten gracias a la fidelidad de sus comunidades, su pasión por los libros y el apoyo de eventos clave como la Feria del Libro de Madrid, que este año permanecerá abierta hasta el 15 de junio de 2025.

Madrid, en particular, es una excepción positiva dentro del panorama nacional. La capital alberga el 14% de todas las librerías del país, con una red de establecimientos que ha crecido desde 2020: 25 nuevas aperturas frente a solo cinco cierres. Este dinamismo se explica por varios factores: una alta densidad de población, buena movilidad urbana, una oferta cultural distribuida por toda la ciudad y una ciudadanía activa que apoya el comercio local.

Además, el confinamiento trajo consigo una revitalización del hábito lector y el fortalecimiento de comunidades lectoras online, lo que ayudó a muchas librerías a adaptarse y sobrevivir.

Frente a regiones como Andalucía o Castilla-La Mancha, donde el cierre de librerías es preocupante, el modelo madrileño ofrece pistas sobre cómo fomentar la lectura y preservar estos espacios esenciales para la cultura. Porque, aunque el sector esté en auge, los libros no tienen valor sin lectores… ni sin los lugares que los promueven, recomiendan y dan vida a sus páginas. Las librerías pequeñas siguen siendo un eslabón clave en la cadena del libro, y cuidarlas es cuidar la cultura.

Desde FAR Asesores, ponemos a su disposición un equipo profesional que pretende dar respuesta a sus cuestiones legales, fiscales y económicas. Por último, esta noticia está elaborada a través de un articulo del medio Autónomos y Emprendedores. Puedes leer la noticia completa en el siguiente enlace.

Imagen de freepik

You may also like